NOVELA
La novela. Tendencias.
Los autores con un deseo de modernidad a la vez que afirman sus
raíces autóctonas darán lugar al modernismo.
En los primeros años del siglo XX se produce una reacción (el
llamado regeneracionismo) que pretende encontrar la solución a los “males de la
patria”. En este ambiente, una serie de jóvenes autores, la denominada
generación del 98, manifiestan junto a su angustia existencial, su protesta y
afán de reforma de las costumbres decadentes de la sociedad española, un deseo de
europeización, de modernidad, con la incorporación de nuevas técnicas
expresivas.
En torno a 1914, surge un nuevo grupo de escritores e
intelectuales, encabezados por Ortega y Gasset, que busca la modernización
definitiva de España, a través de la formación científica y cultural y el
cultivo de un arte intelectual que abandone el sentimentalismo decimonónico
para ajustarse al espíritu del siglo XX: el novecentismo.
En los años 20 y 30, la narrativa española seguirá dos tendencias:
la novela deshumanizada propia del novecentismo, con influencia también de las
vanguardias, y la novela social, propia de actitudes más preocupadas por la
situación de España y del mundo en esos momentos.
La
generación del 98.
Desde el punto de vista temático, las novelas de los autores del
98 se centran en:
a) El tema de España, desde una perspectiva particular en cada
autor. Pretenden descubrir el alma de la nación a través del paisaje, sobre
todo Castilla.
b) La historia, pero no la de los grandes conflictos bélicos o
reyes, sino la del hombre anónimo, a la que Unamuno llamó la “intrahistoria”; y
la literatura, volviendo a autores como Larra y a clásicos como Berceo, Rojas o
Manrique y, especialmente Cervantes y el Quijote, que ven como un reflejo de
las conductas de los españoles.
c) El tema existencial, también tratado de forma distinta en cada
autor, que se preocupa por el sentido de la vida y la existencia, el tema del
tiempo o las relaciones del hombre con Dios.
En cuanto a la técnica estilística y literaria, los autores del 98
defienden la sencillez y claridad, pero sin perder la fuerza expresiva.
MIGUEL DE
UNAMUNO
Autor de carácter crítico, obsesivo y con grandes inquietudes
filosóficas, lo que se refleja en sus obras que abarcan todos los géneros. Crea
la “nivola”: renuncia a la planificación, sin descripciones, muchos diálogos,
personajes con conflictos existenciales.
·Estilo: densidad de ideas, lenguaje expresivo, palabras con usos
renovados.
·Obras: Niebla, San Manuel Bueno, mártir, La tía Tula.
JOSÉ
MARTÍNEZ RUIZ “AZORÍN”
Este autor dedicó toda su vida al periodismo.
Sus cualidades son la claridad, la precisión y riqueza léxica.
·Estilo de ritmo lento y lírico, aunque claro y preciso.
Descripciones muy valiosas.
·Obras: La voluntad, Antonio Azorín.
PÍO BAROJA
Pío Baroja se dedicó casi exclusivamente a la producción
novelística. Siempre defendió una novela abierta a todas las posibilidades, y
proclamó la libertad absoluta para el escritor.
·Concepción abierta de la novela, mezcla de acción con
digresiones, estilo expresivo pero sencillo, descripciones impresionistas.
·Obras: Camino de perfección, La busca, El árbol de la ciencia.
RAMÓN M.ª
DEL VALLE-INCLÁN
Toda la obra de Valle-Inclán obedece al rechazo del realismo
tradicional, lo que se manifiesta de formas diferentes en su producción.
Comenzó su trayectoria narrativa en el Modernismo. Progresivamente, introdujo
innovaciones en su técnica novelística, hasta culminar en su creación máxima:
el esperpento.
Sus características son: deformación de las situaciones y de la
realidad; distorsión del lenguaje; degradación de los personajes, que se
animalizan.
·Evolución hacia el esperpento, perspectiva crítica y de denuncia.
·Obras: Sonatas, Tirano Banderas.
LA NOVELA
NOVECENTISTA.
Se conoce como novecentismo (o generación del 14) a los autores
nacidos a finales del
XIX que suceden a la generación del 98 y alcanzan su plenitud
literaria en la segunda
década del siglo.
CARACTERÍSTICAS
COMUNES
- Autores liberales, intelectuales universitarios, europeístas,
reformistas, defensores del arte puro y minoritario (alejado de las masas).
-Preferencia por el ensayo. (J. Ortega y Gasset)
RAMÓN
PÉREZ DE AYALA
·Autor de novelas intelectuales (la vida, el destino, el mundo
como lucha).
·Obras: A.M.D.G., Troteras y danzaderas.
GABRIEL MIRÓ
·Autor de novelas líricas (melancolía, plasticidad, sensualidad).
·Obras: La cerezas del cementerio, El obispo leproso.
RAMÓN
GÓMEZ DE LA SERNA
·Conocido por las greguerías (breves definiciones basadas en la
fórmula “metáfora + humor”).
·Autor de novelas experimentales.
·Obras: El doctor inverosímil.
LA NOVELA
HACIA 1927
Entre 1925 y 1936 salen a la luz jóvenes narradores, cuya
trayectoria se verá truncada por el inicio de la guerra civil española. En
ellos se observa dos grandes tendencias: los que comienzan siguiendo las pautas
de la novela deshumanizada (Rosa Chacel: Memorias de Leticia Valle, Francisco
Ayala: Muertes de perro), y los que plantean una novela social muy
comprometida políticamente (Ramón J. Sender: Réquiem por un campesino
español, Crónica del alba. Luisa Carnés: Tea rooms, Mujeres obreras.)
LA NOVELA DESDE 1900 A 1939
PRIMEROS AÑOS: GENERACIÓN DEL 98
CARACTERÍSTICAS
COMUNES
Jóvenes autores con espíritu
crítico:
• Reacción contra las tendencias
narrativas del XIX (realismo y naturalismo): defensa del subjetivismo.
• Protesta contra las costumbres
decadentes de la sociedad.
Temas:
• España: buscan su esencia a través
del paisaje (Castilla), la intrahistoria y las raíces literarias (Berceo,
Rojas, Manrique, Cervantes, Larra).
• La existencia: el sentido de la
vida, el tiempo, Dios.
Estilo:
• Sencillez, antirretoricismo,
claridad, precisión léxica, léxico connotativo.
• 1902,
año clave: publicación de La voluntad (Azorín), Camino de perfección (Baroja),
Sonata de otoño (Valle- Inclán), Amor y pedagogía (Unamuno).
AUTORES
Y OBRAS
-Miguel de Unamuno:
·Crea la “nivola”: renuncia a la
planificación, sin descripciones, muchos diálogos, personajes con conflictos
existenciales.
·Estilo: densidad de ideas, lenguaje
expresivo, palabras con usos renovados.
·Obras: Niebla, San Manuel Bueno,
mártir, La tía Tula
-Pío Baroja:
·Concepción abierta de la novela,
mezcla de acción con digresiones, estilo expresivo pero sencillo, descripciones
impresionistas.
·Obras: Camino de perfección, La
busca, El árbol de la ciencia.
-José Martínez Ruiz, Azorín:
·Estilo de ritmo lento y lírico,
aunque claro y preciso. Descripciones muy valiosas.
·Obras: La voluntad, Antonio
Azorín.
-Ramón María del Valle-Inclán:
·Comienzos modernistas: lirismo,
sensorialidad, decadencia, erotismo.
·Evolución hacia el esperpento,
perspectiva crítica y de denuncia.
·Obras: Sonatas, Tirano Banderas.
SEGUNDA
DÉCADA: NOVECENTISMO GENERACIÓN DEL 14
CARACTERÍSTICAS
COMUNES
- Autores liberales, intelectuales
universitarios, europeístas, reformistas, defensores del arte puro y
minoritario (alejado de las masas).
-Preferencia por el ensayo. (J. Ortega
y Gasset)
AUTORES
Y OBRAS
-Ramón Pérez de Ayala:
·Autor de novelas intelectuales (la
vida, el destino, el mundo como lucha).
·Obras: A.M.D.G., Troteras y
danzaderas.
-Gabriel Miró:
·Autor de novelas líricas (melancolía,
plasticidad, sensualidad).
·Obras: La cerezas del cementerio,
El obispo leproso.
-Ramón Gómez de la Serna:
·Conocido por las greguerías (breves
definiciones basadas en la fórmula “metáfora + humor”).
·Autor de novelas experimentales.
·Obras: El doctor inverosímil.
HACIA 1927
CARACTERÍSTICAS
COMUNES
Jóvenes autores que culminarán su obra
en el exilio.
Con
inicios asociados a lo intelectual
-Rosa Chacel: Memorias de Leticia
Valle.
-Francisco Ayala: Muertes de perro.
-Max Aub: Campos.
Novelistas
sociales, comprometidos
Ramón J. Sender:
Réquiem por un campesino español, Crónica del alba.
Luisa Carnés: Tea rooms, Mujeres obreras.
NOVELA 1939- AÑOS 70
La Guerra Civil y el régimen
franquista provocaron una fractura que en lo tocante a la literatura supuso la
interrupción de la Edad de Plata de forma traumática.
Muchos escritores en activo durante la
República tuvieron que abandonar España tras la Guerra Civil. Entre los
narradores en el exilio cabe destacar a los siguientes: Ramón J. Sender
(1902-1982), autor de Réquiem por un campesino español (1960); Max Aub
(1902-1972) que escribió El laberinto mágico (1943-1965) integrado por
seis novelas sobre la Guerra Civil; Francisco Ayala (1906-2009) autor de obras
como Muertes de perro (1958) y El fondo del vaso (1962), que
abordan el tema de las dictaduras militares.
En España, durante los años 40
se impone una orientación realista de la novela. Por un lado, narradores
como Agustín de Foxá (1906-1959) o Rafael García Serrano (1917-1988), La
fiel infantería, publican novelas propagandísticas sobre la guerra desde el
punto de vista triunfalista de los vencedores y, por otro lado, algunos
escritores encuentran en el enfoque existencialista su forma de expresar el
abatimiento de la sociedad española y la angustia vital en la que viven. Este
ambiente sórdido y opresivo se refleja en dos novelas fundamentales: La
familia de Pascual Duarte (1942), de Camilo José Cela (1916-2002), obra con
la que se inicia una corriente narrativa denominada tremendismo, que
recrea personajes de conductas brutales para realizar una reflexión profunda
sobre la condición humana; y Nada, novela de Carmen Laforet (1921-2004)
publicada en 1945, que plantea temas como las relaciones familiares, la
crueldad de la sociedad de posguerra o la falta de futuro y desorientación
vital de los personajes. En 1947, Miguel Delibes (1920-2010) recibe el premio
Nadal por su novela La sombra del ciprés es alargada, en que también hay
frustración y tristeza a pesar de la resignación religiosa.
En la novela existencial los
temas predominantes son la soledad, la muerte, la inadaptación y la
frustración. Los personajes son seres marginados, violentos o inadaptados, que
viven desorientados. Se observa una preferencia por la primera persona y el
monólogo (el personaje cuenta su pasado) con un lenguaje desgarrado y duro.
En los años 50 se producen
algunos cambios socioeconómicos que se verán reflejados en una nueva
orientación de la novela. La narrativa intentará reproducir las duras
condiciones de vida a través del realismo, en un intento de denunciar
las desigualdades sociales y despertar la conciencia del lector. Dentro de este
realismo social se encuentran dos tendencias: el realismo objetivista y
el realismo crítico. En ambas hay compromiso social, pero en el caso del
objetivismo se refleja fielmente la realidad, conductas y diálogos de los
personajes sin mediar comentarios o interpretaciones del autor. La obra más
significativa de esta corriente es El Jarama (1955) de Rafael Sánchez
Ferlosio (1927-2019). En esta obra, el autor se limita a transcribir los
diálogos de unos jóvenes durante dieciséis horas de un domingo veraniego.
Destaca el contrapunto entre el habla expresiva y popular del pueblo y la
empobrecida e impersonal de los excursionistas madrileños. También debemos
destacar La colmena (1951), en la que Camilo José Cela denuncia la
miseria moral y material en que está sumido el Madrid de la posguerra. En ambas
obras se puede observar los rasgos característicos de la novela social: un
enfoque objetivo en el que el narrador suele consignar los acontecimientos sin
entrar en valoraciones; sustitución de un protagonista individual por un
personaje colectivo; predominio del diálogo para caracterizar a los personajes
y eliminación de la introspección y el análisis psicológico; concentración
temporal y espacial de los hechos que pueden reducirse a unas cuantas horas y
desarrollarse en un único marco; y sencillez y claridad del lenguaje que tiende
a reproducir el habla coloquial. El realismo crítico comparte las características
citadas anteriormente, pero hay una intención de crítica social más explícita y
un uso de protagonistas singulares que representan a una clase social.
En esta tendencia cabe destacar, Central
eléctrica, de López Pacheco, que critica las duras condiciones laborales de
los obreros en una presa, y La zanja, de Alfonso Grosso, sobre las
desigualdades sociales en el campo andaluz.
En los años sesenta, el agotamiento del realismo y de la novela social llevó a la búsqueda de formas innovadoras que desembocan en la novela experimental interesada en la renovación lingüística y formal, aunque no se pierda la intención crítica. Luis Martín Santos (1924-1964) publicó en 1962 Tiempo de Silencio, obra que inauguraba la novela experimental, que pretendía compaginar la experimentación narrativa con el compromiso cívico o la crítica social. En Tiempo de Silencio se combinan magistralmente distintos procedimientos narrativos y estilísticos para convertir un argumento sencillo en una obra desgarradora sobre las miserias de todos los círculos sociales en los que se desenvuelve el protagonista. Las novelas de esta corriente narrativa presentan los siguientes rasgos: paso del argumento a un segundo término, ya que el interés se centra en las posibilidades estructurales y lingüísticas; multiplicidad de puntos de vista; destrucción de la linealidad temporal del relato; empleo del monólogo interior; tratamiento innovador del lenguaje; y modificación del papel del lector, que debe participar activamente en la interpretación de la obra. Entre los novelistas que se sumaron a los intentos de renovación formal se encuentran Miguel Delibes, con Cinco horas con Mario; Juan Benet (1927-1993) con Volverás a Región, Juan Goytisolo (1931-2017), con Señas de identidad y Juan Marsé(1933-2020), con Últimas tardes con Teresa.
POESÍA
El Modernismo es un movimiento fruto, como la generación del 98, de la crisis espiritual de fin del siglo XIX. En el Modernismo influyen poetas de diversas nacionalidades pero la mayor influencia viene sobre todo de la poesía francesa. Las características generales de la poesía modernista son:
- Dos etapas: una con culto a la forma y otra
con una poesía más profunda y personal.
-Voluntad de innovación y búsqueda de nuevas formas
expresivas.
- Individualismo y cosmopolitismo.
-Símbolos de elegancia y aristocracia: el cisne.
-Temas: lo histórico (evocaciones de ambientes lejanos y de
épocas remotas); exotismo (China, Japón); temas americanos indígenas.
-Vocabulario: muy rico, con palabras exóticas, arcaísmos y
cultismos. Gran abundancia de adjetivación y términos sensoriales, por lo que
abundan sinestesias, imágenes y metáforas.
-Métrica: el modernismo supone una gran renovación de los
versos y del ritmo.
Rubén Darío es la figura más sobresaliente del modernismo
hispánico.
Su poesía refleja brillantemente todas las características
de la literatura modernista. Su obra poética pasa por un primer modernismo,
centrado en el culto a la forma, reflejado en Azul y que culminará en Prosas
profanas; y una segunda etapa, que añade a la riqueza forma anterior una honda
angustia vital y una crítica feroz al neocolonialismo y la política
imperialista de los Estados Unidos. Esta etapa queda reflejada en Cantos de
vida y esperanza.
LA POESÍA
DESDE EL MODERNISMO A LAS VANGUARDIAS: FUTURISMO,
ULTRAÍSMO, SURREALISMO
MODERNISMO
CARACTERÍSTICAS COMUNES
MODERNISMO HISPANOAMERICANO
(1888-1916)
·Fruto de la crisis espiritual del
siglo XIX.
·Dos etapas:
una con culto a la forma y otra con una poesía más profunda y personal.
·Voluntad de innovación.
·Individualismo y cosmopolitismo
(París).
·Evasión en el espacio y en el tiempo.
·Símbolos de elegancia y aristocracia
(cisne).
·Riqueza léxica, adjetivación,
sensualidad (sinestesia).
·Gran renovación métrica.
-Autor → Rubén Darío: Azul…, Prosas
profanas, Cantos de Vida y Esperanza.
MODERNISMO ESPAÑOL
·Elimina la ornamentación y tiende a
una mayor profundidad (influye el intimismo de Bécquer).
-Autores: Antonio Machado, Juan Ramón
Jiménez.
LA POESÍA DE ANTONIO MACHADO
MODERNISMO ESPAÑOL (INTIMISTA)
·Emociones íntimas y dolor de los
recuerdos.
·Importancia del tema del tiempo:
transmite su emoción, tema del sueño o el recuerdo, diálogo con símbolos del
tiempo (la tarde, el agua…).
·Tema del amor a través del recuerdo.
·Estilo descriptivo y musical.
·Métrica típica: silva-romance.
-Obras: Soledades, Soledades.
Galerías. Otros poemas.
POESÍA DEL 98
·Preocupación social por el pueblo
castellano.
·Temas del paisaje (Castilla), los
hombres y la historia, vistos de forma objetiva y desgarrada, pero insertos en
el tiempo (su gran tema): ayer pujante, hoy miserable, mañana de esperanza.
·Meditaciones sobre la soledad, la
muerte, el tiempo, Dios… (sus temas de siempre).
·Poesía breve y sentenciosa (poesía
final).
-Obras: Campos de Castilla, Nuevas canciones.
LA
POESÍA DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
1. POESÍA SENSITIVA (hasta 1916-17)
·Obras de juventud: pinceladas
románticas y modernistas. Sencillez
-Obras: Almas de violeta, Ninfeas.
·Poesía modernista: temas típicos del
movimiento, adjetivación brillante, sinestesias.
-Obras: Soledad sonora, Sonetos
espirituales.
2. POESÍA INTELECTUAL (1916-36)
·Poesía “desnuda”, “pura”, dirigida a
la minoría, acorde con los postulados del novecentismo.
·Sencillez de estilo: estilo nominal,
enumeración.
·Elementos vanguardistas (verso libre,
"collage").
-Obras: Diario de un poeta recién
casado, Eternidades.
3. POESÍA SUFICIENTE O VERDADERA (A
PARTIR DE 1936)
·Poesía cada vez más difícil (solo
interesa la esencia del poema, su emoción).
·El poeta busca a Dios en la
naturaleza y se funde con él (misticismo panteísta).
·Abandona las formas tradicionales: el
verso se hace casi prosa, imágenes, oxímoros…
-Obras: Animal de fondo, Dios
deseado y deseante.
VANGUARDIAS
ULTRAÍSMO
(española)
·Elementos futuristas y cubistas,
imágenes tipográficas, temas deportivos y maquinistas (“poemas visuales”).
·Autor: Guillermo de Torre.
CREACIONISMO
(española)
·Arte que no imita la realidad, sino
que la crea. Juego de azar de las palabras.
·Autores: Vicente Huidobro y Gerardo
Diego.
FUTURISMO
·Exalta la civilización mecánica y la
técnica, dinamismo, antirromanticismo.
·Autor: Marinetti.
SURREALISMO
·Vanguardia más influyente. Está
“humanizada”.
·Liberación total del individuo
mediante la liberación del lenguaje (escritura automática, collage).
·El surrealismo español libera la
imagen y enriquece el lenguaje, pero con intención creadora consciente.
·Autores: André Bretón, Juan Larrea, y
los poetas del 27.
POESÍA
GENERACIÓN 27
CARACTERÍSTICAS
Generación poética llamada así por el
homenaje a Góngora.
·Gran amistad entre ellos
(“generación de la amistad”).
·Convivencia en la Residencia de
Estudiantes.
·Participan en actos comunes
(homenaje a Góngora, 1927).
·Colaboran en las mismas revistas.
·De clase media, liberal y culta, con
sólida formación universitaria.
·Participación en proyectos
culturales en la Segunda República.
CARACTERÍSTICAS LITERARIAS
-La poesía pura (deshumanizada) y una
poesía más sentimental, humanizada.
-Lo culto y lo popular (romances y
sonetos, poemas populares).
-Lo universal y lo español
(andalucismo de Lorca).
-La tradición y la innovación
(admiran desde el poeta primitivo al escritor más vanguardista).
ETAPAS
ETAPA DE JUVENTUD(HASTA 1927)
·Influencias de Bécquer y el
postmodernismo.
·Influye la poesía pura de Juan
Ramón.
·Influjo de futurismo y ultraísmo.
·Influencia de los clásicos (estrofas
tradicionales).
·Poesía “deshumanizada” y formalista,
pero que no olvida lo humano.
-Obras:
·Vanguardistas: Fábula de Equis y Zeda (Gerardo Diego).
·Neopopulares: Marinero en tierra (Alberti), Romancero gitano (García Lorca).
·Clásicas: Égloga, elegía, oda (Cernuda), Cal y canto (Alberti).
ETAPA DE MADUREZ (DESDE 1927-GUERRA
CIVIL 1936)
Influencia del surrealismo que
aporta:
·Proceso de rehumanización de la
poesía
·Liberación de la palabra, el verso y
la imagen
·Poesía trascendente, que aborda los
más hondos sentimientos humanos e inquietudes sociales y políticas.
·Revista: Caballo verde para la Poesía
-Obras:
·Cántico (J. Guillén)
·Poeta en Nueva York, Sonetos del amor oscuro (Lorca).
DESPUÉS DE LA GUERRA CIVIL
(POSTGUERRA)
·Lorca ha muerto, asesinado; los
demás, en el exilio (menos Aleixandre, Alonso y Diego).
·Dispersión del grupo, pero con
poesía humanizada.
·En los poetas del exilio predomina
el tema de la patria perdida, a la que a veces se añora.
·Los poetas que se quedan cultivan
una poesía de tono existencialista.
-Obras: Entre el clavel y la espada, Baladas y canciones del Paraná (Alberti).
POESÍA 1939- AÑOS 70
Al finalizar la Guerra Civil, se
produce una completa fractura con la literatura de las décadas anteriores. La
contienda supuso la desaparición de muchos de los poetas del panorama
literario: algunos perecieron víctimas del conflicto como Federico García
Lorca; otros se vieron arrastrados al exilio y continuaron publicando grandes
obras en el extranjero.
Este es el caso Luis Cernuda, Pedro
Salinas, Jorge Guillén, Juan Ramón Jiménez, Rafael Alberti y León Felipe.
En España, la poesía de los años 40
está condicionada por el contexto histórico. Los autores (conocidos como
generación del 36) tomaron diferentes posturas que Dámaso Alonso clasificó en
dos tendencias:
-El grupo de la poesía arraigada,
constituido por poetas vinculados al bando ganador, se agrupa en torno a la
revista Garcilaso, fundada en 1943. Escriben una poesía que recuperan los
metros y estrofas tradicionales: sonetos, décimas, endecasílabos y sus temas
preferidos son lo religioso, el amor, la familia y el paisaje embellecido.
Ofrecen una visión optimista del hombre y el mundo, y aspiran al orden, la
perfección, la belleza y la claridad. Entre los autores más destacados se
encuentran: Dionisio Ridruejo, Sonetos a la piedra; Luis Rosales, La
casa encendida; Leopoldo Panero, La estancia vacía y José García
Nieto, Tú y yo sobre la tierra.
-El grupo de la poesía desarraigada
surge como reacción ante la miseria y la desolación de la posguerra, y expresa
en sus poemas el malestar ante una realidad sórdida. En la aparición de esta
tendencia poética, tuvo un papel decisivo la publicación en 1944 de dos libros
que ejercerán una notable influencia temática y formal: Sombra del Paraíso,
de Vicente Aleixandre e Hijos de la ira, de Dámaso Alonso. En esta obra,
Dámaso Alonso manifiesta su sensación de incertidumbre y de dolor existencial
ante la sociedad de la posguerra. Rompe con la armonía un tanto artificial de
los poetas garcilasistas al introducir temas como la angustia, la desolación o
la rebeldía contra Dios abordados con un lenguaje desgarrado y escritos
utilizando versículos, lejos de la métrica tradicional.
Fue de igual modo determinante la
creación de la revista Espadaña que perseguía una renovación del
panorama poético en torno a una lírica más apegada al mundo y a sus problemas.
Los poetas que se agrupan en torno a ella aportan una visión desarraigada
del mundo, conflictivo e imperfecto, lleno de angustia y caos; es una poesía
arrebatada, de agrio tono trágico. Los poetas trataran también otros temas,
aunque el fundamental sea el hombre y toda la problemática de su existencia. Su
deseo de nuevas formas estróficas los lleva a experimentar con otros metros, en
especial el verso libre. Entre los autores más destacados se encuentran:
Eugenio de Nora, Leopoldo de Luis, Victoriano Crémer y Carlos Bousoño.
Otros dos movimientos fueron decisivos
en el desarrollo de una poesía diferente a la escrita por los poetas afines al
régimen: el primero sería el postismo, que recuperó la importancia de la
técnica surrealista, y que está representada por el poeta Carlos Edmundo de
Ory; el segundo es el grupo de poetas surgido alrededor de la revista Cántico,
que retomaban la poesía pura con un lenguaje muy elaborado y cuyo principal
representante es Pablo García Baena.
En la década de los cincuenta,
la poesía va adquiriendo un tinte cada vez más próximo a la realidad, lo
que da paso a la corriente denominada poesía social, una lírica que
habla de las desigualdades sociales y que se centra en la colectividad. La
poesía no se concibe ya como mera expresión de un sentimiento, sino como una
herramienta capaz de transformar la realidad. Se produce una evolución del “yo
al nosotros”, del egocentrismo de la poesía existencial a la denuncia y el
testimonio de la injusticia y la opresión que afligen a la sociedad.
El poeta se muestra solidario con los
oprimidos, a los que se dirige en un lenguaje llano, claro y prosaico. La
poesía se convierte así en un instrumento de acción política y social. El tema
más recurrente será la idea de España, aunque también abordan otros como la
injusticia, la alienación, el mundo del trabajo, el anhelo de libertad o la
necesidad de un mundo mejor. Por lo que respecta al estilo, estos poetas
oscilan entre el estrofismo (en especial el soneto) y el verso libre;
predomina un lenguaje claro y sencillo con un tono coloquial y directo. Los
autores más representativos de este momento son:
-Gabriel Celaya es el poeta social
por excelencia. Sus versos tienen una actitud crítica con la realidad
convencional. Sus libros más importantes como poeta social son Las cartas
boca arriba y Cantos Íberos.
-Blas de Otero emprende su trayectoria
desde una perspectiva existencial, expresando su pesar por la ausencia
de Dios; es el caso de los poemarios Ángel fieramente humano y Redoble
de conciencia. Su obra posterior responde a la preocupación por la poesía
social: Pido la voz y la palabra.
-José Hierro en sus primeros libros Tierra
sin nosotros, Quinta del 42, presenta unos intereses próximos
a los de la poesía social. Posteriormente en obras como Libro de las
alucinaciones o Cuaderno de Nueva York deriva hacia una lírica muy
personal con imágenes irracionales.
La poesía en los años 60
A mediados del siglo XX irrumpe en el
panorama literario un grupo de poetas que se aparta de la poesía social y practican
una poesía renovadora. Es la llamada generación del 50, que se
caracteriza por recuperar la expresión de la intimidad y de los sentimientos
frente a la poesía social. Escriben sobre sus experiencias personales con un
tono escéptico y conciben la poesía como un modo de conocimiento, el poeta
recrea sus emociones y accede así a una comprensión más profunda de ellas. Son
temas habituales la evocación de la infancia y la juventud, la amistad, el
amor, el fluir del tiempo… tratados con un lenguaje coloquial y en apariencia
sencillo, que acude con frecuencia a la ironía. En el ámbito expresivo, aunque
cada poeta mantendrá un estilo personal, cabe apuntar ciertos rasgos que
se repiten: alejamiento de la experimentación vanguardista; predominio del
verso endecasílabo; ausencia de rima; estructura narrativa del poema;
reiteraciones y paralelismos; léxico urbano, con inclusión de coloquialismos y
prosaísmos de clara intención irónica. Los autores más representativos son:
Jaime Gil de Biedma, que explora la experiencia
cotidiana con un punto de ironía que ejerce gran influencia en los poetas
posteriores. Su obra poética está recogida en el libro Las personas del
verbo.
Ángel González muestra en sus versos
una preocupación ética; mediante la ironía el autor critica la
hipocresía de la sociedad. Su obra, recogida en Palabra sobre palabra,
está teñida de un pesimismo existencial que a menudo encuentra una válvula de
escape en el humor.
José Ángel Valente evoluciona desde un
realismo inicial a la posterior reflexión sobre la esencia y la función
de la propia poesía. Común a toda su trayectoria es la exigencia de rigor
expresivo, que da lugar a un estilo escueto y preciso. Gran parte de su poesía
se recopila en Punto cero.
Claudio Rodríguez se vale de un
lenguaje de resonancias rurales para indagar en el misterio de la existencia
y celebrar la belleza del mundo y de la vida. Su obra más destacada es Don
de la ebriedad.
TEATRO
-Busca actores.
-Busca que el público vaya al
teatro.
Teatro Burgués
-Jacinto Benavente da con la clave del éxito con obras
de crítica leve y repite la fórmula sin descanso.
Obras con problemas poco conflictivos
y diálogos elegantes e ingeniosos.
·Obras: La malquerida, Los intereses
creados. Fue Premio Nobel.
-Comedia costumbrista: Alternan diálogos con partes
musicales. Ambiente pintoresco, personajes típicos, lenguaje vulgar y
humorístico.
·Cultivado
por Carlos Arniches, autor de sainetes
(La señorita de Trevélez), los hermanos Álvarez Quintero, que
ambientan sus obras en una Andalucía tópica e irreal (Malvaloca) y Pedro Muñoz Seca, que, con el astracán,
busca ser cómico a toda costa (La
venganza de don Mendo).
-Teatro poético en verso, de asunto histórico y
conservadurismo ideológico, cultivado por Eduardo
Marquina, Francisco Villaespesa…
Teatro Renovador o de Vanguardia
-Teatro intelectual en el 98. Unamuno utiliza el drama para
reflejar los problemas que le obsesionan (El otro).
-Teatro vanguardista. Alberti (El adefesio),
Alejandro Casona (La sirena varada).
-Obra de Valle-Inclán. Gran originalidad y fuerza de su
teatro. No puede adscribirse solo al 98. Por su innovación fue teatro para
leer. Crea un género propio: el esperpento.
·1ª etapa: teatro modernista,
a estilo de sus novelas.
·2ª etapa: ciclo mítico con
las Comedias bárbaras. Ambientadas en una Galicia rural y
mítica, dominada por las pasiones, con acotaciones casi narrativas, ambiente
tétrico, crítica religiosa y técnicas como la animalización.
·3ª etapa: esperpento.
Dentro de este grupo se encuentran las farsas. El primer esperpento es Luces de bohemia, con el que critica la situación de
la sociedad española a través de la deformación de la realidad y de los numerosos
personajes, el empleo del humor, la riqueza del lenguaje, el diálogo ágil, las
acotaciones literarias y los continuos cambios de espacio.
-Obra de Federico García Lorca. Teatro verdaderamente poético. Tema
del deseo imposible y la frustración. Teatro de destinos trágicos, encarnados
en mujeres. Variedad de géneros.
·Inicios: piezas menores y teatro para
guiñol. Primer éxito con Mariana
Pineda. Temas de la insatisfacción y el
amor desigual.
·Teatro
vanguardista: coincide con su crisis personal y
estética con su viaje a Nueva York. Crea las «Comedias imposibles»: El público, con estética surrealista y técnicas
audaces. Tardaron mucho en subir a la escena.
·Plenitud: Grandes tragedias y dramas, etapa
de madurez. Lorca aúna el rigor estético y acercarse al público. Trilogía
rural: Bodas de sangre, Yerma, La casa
de Bernarda Alba.
TEATRO 1939- ACTUALIDAD
El teatro es el género más afectado
negativamente por la Guerra Civil: han muerto los grandes renovadores
(Valle-Inclán y Lorca) y se imponen mayores restricciones de posguerra que en
otros géneros, precisamente por su necesidad de ser representado en público.
Desde 1939 hasta 1975 diferentes tendencias dan fe de la evolución política e
intelectual del país: hay teatro del exilio, conservador, de humor,
realista, experimental y vanguardista. A partir de 1975,
con la democracia, se estrenan todo tipo de obras teatrales según dos
tendencias: la neorrealista y la neovanguardista.
En los años cuarenta
encontramos un teatro condicionado por la ideología del momento que sirve de
entretenimiento y ocio de la burguesía. Sobresalen dos tendencias: el drama
burgués continuador del teatro benaventino, sentimental y con leve
crítica social. Sobresale Joaquín Calvo Sotelo que obtuvo un gran éxito con La
muralla.
La otra tendencia es el teatro
del humor, que supuso una cierta innovación, una nueva forma de hacer
reír alejándose del costumbrismo y de la tradición realista. Este tipo de
teatro se basa en lo inverosímil, llegando a presentar rasgos del teatro de lo
absurdo: lenguaje y situaciones ilógicas para mostrar el sin sentido de la
vida. Cubre los problemas cotidianos con un manto de humor que enmascara
problemas sociales y existenciales. Destaca Enrique Jardiel Poncela en cuyas
obras encontramos situaciones disparatadas y cómicas, dinamismo en escena y un
refinado humor verbal. Éxitos remarcables son Eloísa está debajo de un
almendro (1940) o Los ladrones somos gente honrada (1941). Pero
quizá es Miguel Mihura el que mejor representa el humor absurdo y algo
existencialista. En su mejor obra, “Tres sombreros de copa” (escrita en
1932 pero censurada hasta 1952) aparecen personajes burgueses en situaciones
humorísticas ilógicas tratadas con tono crítico y satírico. El humor en la obra
de Mihura se basa, aparte de en las situaciones inverosímiles, en la explotación
exhaustiva de las posibilidades humorísticas del lenguaje: juegos de palabras y
frases equívocas que rompen con la lógica.
En los años cincuenta surge un teatro
realista y social, comprometido con los problemas del ser humano que se
inicia con el estreno en 1949 de Historia de una escalera, de Buero
Vallejo. En 1953 el drama Escuadra hacia la muerte, de Alfonso Sastre
continuará este camino. Las obras de estos autores suponen el nacimiento del
moderno drama español, aunque abordan de forma diferente su compromiso social: Buero
es posibilista (estrenar es lo que importa) y Sastre propugna
un teatro de agitación, que sea un elemento de denuncia de la dictadura
sin ningún tipo de autocensura, “momentáneamente imposibilista”.
El teatro de Buero une la ética
con la estética. Su obra se puede dividir cronológicamente en tres etapas: 1ª
etapa: realista, simbólica y existencial; a ella pertenece Historia de
una escalera; 2ª etapa: más histórica (utiliza la historia para
reflexionar sobre el presente) y social con un alejamiento del teatro realista
tradicional; Un soñador para un pueblo y El tragaluz se inscriben
en esta etapa; 3ª etapa: teatro experimental, con mayor complejidad
técnica y la incorporación de puestas en escena más vanguardistas. Es
destacable el llamado efecto de inmersión que introduce al espectador en
el drama cuando, por ejemplo se apagan las luces en una obra de ciegos; La
fundación es representativa de este periodo. Los temas claves del teatro de
Buero son existencialistas (el paso del tiempo y su acción destructiva,
el sentido de la vida, la frustración) y sociales (los valores morales,
la solidaridad, la necesidad de rebeldía). Los personajes de Buero presentan limitaciones
físicas o psíquicas que adquiere valores simbólicos, como la ceguera, la
sordera, la mudez o el desequilibrio psíquico.
Se distinguen personajes activos y
contemplativos. Los primeros carecen de escrúpulos y actúan movidos por el
egoísmo o por sus bajos instintos, y, llegado el caso, no dudan en ser crueles
o violentos si con ello consiguen sus objetivos. Los contemplativos se sienten
angustiados.
Se mueven en un universo cerrado a la
esperanza. A pesar de ser conscientes de sus limitaciones, sueñan un imposible,
están irremediablemente abocados al fracaso.
Desde los años 60 se
desarrollará otro teatro denominado experimental o de vanguardia. Ajeno
a la estética realista, entienden el teatro como un espectáculo donde el texto
es solo un elemento más. Se siguen ocupando de temas sociales y existenciales,
pero ahora toma relevancia la puesta en escena haciendo uso de técnicas
novedosas como acción y lenguaje simbólicos, la ruptura de la cuarta pared (que
implica la participación del público), el uso de efectos especiales (sonoros y
visuales), de la improvisación, de la mímica y la gestualidad. Los nombres más
conocidos son Fernando Arrabal (Pic-Nic o El cementerio de
automóviles) y Francisco Nieva (La carroza de plomo candente).
A partir de los años 70 surge
un fuerte movimiento denominado teatro independiente protagonizado por grupos
teatrales como: El Joglars, Tábano, Comediants, La
Cuadra, La Fura dels Baus. Estos grupos actuaban al margen del
teatro comercial y creían en la superioridad del trabajo colectivo
frente al individual, es decir, sus obras no pertenecían a un autor sino que se
gestaban con la participación de toda la compañía. El espectáculo se adapta al
público en cada representación con grandes dosis de improvisación y en él
predominan los elementos plásticos (sonoros, visuales, atrezo…) frente al
texto, que es solo un apoyo.
El panorama actual del teatro es bastante heterogéneo. Existe por un lado un circuito comercial que se identifica con el teatro de humor y los dramas costumbristas, más bien poco valorado. A su vez, hay una sólida red de teatro institucional que lleva a cabo montajes de calidad tanto de obras clásicas como de apuestas más arriesgadas y contemporáneas. Algunos autores que estrenan desde los años 80 regularmente y con éxito son Luis Alonso de Santos (Bajarse al moro), José Sanchís Sinisterra (Ay, Carmela) o más recientemente Juan Mayorga (Hamelin). Por último, hay que mencionar el circuito de teatro alternativo, heredero del independiente de los 70, muy variado e irreverente. Compañías consolidadas nacidas de este teatro serían Yllana (666) o Animalario (El fin de los sueños).
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